Más de una vez nos hemos podido encontrar en la calle, en el parque o en cualquier otro lugar a una niña o niño llorando y a un adulto que, con buen intención, trata de consolarle o de evitar el momento incómodo diciéndole “no llores, no pasa nada”. 0 incluso “no llores, ¿qué van a pensar los otros niños si te ven así? , “ya está, ya pasó” y frases similares. También trata de distraer la atención con cualquier cosa.
Esta es una actitud bien conocida y, sin embargo, muy dañina para los pequeños y pequeñas. ¿Sabes por qué? Porque con esas frases estamos quitando importancia a sus emociones, a aquello que le provoca el necesario llanto. Llorar es un mecanismo de expresión y es necesario porque ayuda a calmarse y desahogarse. No debemos transmitir el mensaje de que siempre hay que estar feliz y contento, o de que no hay que expresar las emociones negativas. Como adultos, tendemos a negar nuestras emociones incómodas (nos hace sentir vulnerables) y enseñamos a los niños lo mismo: a reprimirlas, en lugar de de aceptarlas y aprender a gestionarlas.
¿Qué está expresando un niño o niña cuando llora? Tal vez siente miedo, tristeza, rabia, soledad, frustración, dolor. Entonces sí que pasa algo, aunque haya sido desencadenado por un motivo, para los adultos, “sin importancia”.
¿Qué siente cuando el adulto le dice “no pasa nada”? Se siente confundido, incomprendido, ignorado, tal vez avergonzado… a la larga, pueden dejar de contar sus cosas.
¿Cómo se puede ayudar desde una actitud respetuosa y empática? Hay que acompañarles. Hay que ayudar a la niña o al niño a expresar lo que siente, preguntando qué le pasa y validando sus emociones. A veces el desencadenante de la emoción es algo que puede haber pasado desapercibido para el adulto, otras veces el motivo es más claro (una caída, una pelea,…). En cualquier caso, frente a un pequeño que llora, debemos saber entenderle y empatizar con él. Así se sentirá acompañado y aprenderá a identificar su emoción y gestionarla.
Hay otras frases mucho más adecuadas para decirles a los peques, por ejemplo:
– “Entiendo que llores …” (no te ha gustado que te dijera tal, o te has caído y te has hecho daño, etc..)
– “No es malo estar triste, te ayudaré en lo que pueda. Estoy a tu lado”
– “Me parece que estás enfadado, ¿quieres que hablemos de lo que ha pasado?”
– “Comprendo que te sientas así, que te parece si…? “ Y buscar soluciones juntos para aceptar la situación que esté pasando.
Un niño o niña que aprende a respetar sus sentimientos, crecerá con autonomía , feliz y responsable