Pilar Flores - Espacio Espiral Köln

Pilar Flores

¡Hola!

Me llamo Pilar y vengo de España; nací en Granada, y después viví muchos años en Madrid. Allí estudié arquitectura, aunque me costó decidirme entre eso y astrofísica. De la arquitectura siempre me gustó el equilibrio entre lo artístico, lo técnico y lo social, y su estudio me ha dado una perspectiva muy amplia en diversos temas. Soy una persona curiosa, sin una vocación única sino varias, lo que me ha llevado a tener diferentes experiencias y aprendizajes. Siempre he disfrutado aprender y con cada nueva cosa que me interesa, investigo, leo, contrasto ideas. Me interesa desde la ciencia hasta la psicología, pasando por el arte.

​En Madrid, desde antes de acabar la carrera, estuve trabajando en el campo de la arquitectura en diversas oficinas así como también junto con otros colegas en dos colectivos de arquitectura, donde desarrollábamos proyectos propios de investigación, diseño, concursos, propuestas urbanísticas…Tuvimos un tiempo de mucho aprendizaje y reflexión. Fue divertido pero eran momentos difíciles para la profesión de arquitecto. Empezó a formarse en mi cabeza la idea de llevar a cabo talleres con niños, acercando lo que el estudio y la práctica de la arquitectura me había enseñado a mí. En esa idea entraba explorar conceptos creativos, desarrollar el pensamiento crítico en torno a las ciudades y nuestra manera de habitar, integrar ideas medioambientales, acercar el arte a la infancia, etc… La idea principal se basaba en fomentar a partir de los 5 o 6 años un desarrollo sensible hacía esos temas que luego jugaría un papel importante en la edad adulta. Con la expectativa de una nueva formación que me permitiera desarrollar un concepto pedagógico y su gestión, realicé un curso universitario en “Gestión y dirección de escuelas infantiles”. Esa formación me ayudó a conocer y profundizar en diversos aspectos cognitivos y educacionales de los niños de 0 a 6 años. El tema me atrapó. Los conocimientos que adquirí se van ampliando y consolidando, también por el interés que tengo en la neurociencia, aplicada a la educación, a la psicología y al desarrollo personal de los individuos. Como he dicho, era la época de la crisis en España, el sector de la arquitectura y de la educación estaban muy mal y por eso, además de esos estudios, decidí también especializarme en la enseñanza del español, con la idea de abrir posibilidades para trabajar en el extranjero.

Justo después, en el 2012, me fui a trabajar a Mozambique en la cooperación al desarrollo, dentro del área del desarrollo urbano sostenible. El urbanismo siempre ha sido uno de mis temas favoritos por lo que implica para la sociedad, el medio ambiente y el futuro. Primero trabajé con una ONG española en el norte del país y después con la cooperación alemana en la ciudad de Beira. Allí aprendí mucho, no solo una nueva perspectiva laboral sino también otras perspectivas vitales: la relación con otras culturas y la confrontación a distintos desafíos con muy pocos medios o sin los medios habituales. Durante los 3 años que viví en Mozambique entendí lo fundamental que es la educación de los niños para desenvolverse en la sociedad en la que viven y que cada sociedad tiene sus propias y distintas circunstancias. Puse en duda los modelos de educación que se trasladaban directamente desde el primer mundo a otros contextos. Trabajar con niños, para mí, no es solo escolarización y educación formal sino que considero más importante acompañar al niño en su desarrollo, cubrir sus necesidades afectivas y cognitivas, seguir sus ritmos de aprendizaje y ayudarles a entender el mundo que les rodea. Para ello, hay muchas herramientas y enfoques que otras pedagogías menos convencionales llevan años explorando. Además, el componente de la creatividad juega un papel muy importante.

​Después de Beira, me mudé a Colonia, Alemanía. Aquí trabajo como profesora de español y volví a repensar mi proyecto pedagógico con niños. Ahora soy madre y me motiva poder acompañar a mi propia familia en diversas actividades. El crecimiento de mis hijos en una familia bilingüe me impulsa a crear un proyecto en español, para reforzar su aprendizaje de mi lengua materna. Y además se afianza mi compromiso con la infancia, a través de la crianza respetuosa y la educación positiva que ayudan al desarrollo emocional y la autoestima.

​Como todo, las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir y por ello estamos aquí ahora 🙂